Calor de estío.
Silencio.
Calla el viento, abrazado a la tierra.
La hierba se quiebra en sequedad,
y una luz dura, como de ascua blanca,
reviste el campo con chal de fuego.
¿Todo?
Bajo un chaparro espeso,
denso de sombra,
aún tiemblan gotas de rocío
sobre la escasa superficie de las hojas.
Contraste de color,
recuerdo de vida,
promesa abierta.
@Alfredo Vilchez
En la mañana,
entre huecos imprecisos de cielo y noche,
buscaba palabras para un dolor pequeño
cotidiano, con aires de grandeza.
Pero la memoria se abrió paso y trajo,
como desdibujados en niebla,
retazos de otro dolor negro,
profundo y persistente,
nacido del espanto
de ver a un ser querido asesinado,
del grito desgarrado ante su ausencia,
del llanto que aún se hace permanente
hendido por la indignidad y la vileza
de quienes siguen usando su sangre
para lograr sus ambiciones.
En la mañana,
sintió con ellos su desesperanza.
@Alfredo Vilchez
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