Ante cualquier dolencia en consulta,
primero la encuesta inevitable:
¿Se ha puesto lo del rebaño?
No - me atrevo a contestar.
¡No puede ser!... casi me gritan.
¿Aquí tengo uno!... le leo en la mirada.
¡Hay que marcarlo!
Y lo hacen.
Es reticente - ponen en el informe.
Y la marca queda como un aviso,
como un estigma permanente,
como una nueva estrella de Davíd
que distinga al apestado.
Contraseña de control
para el que se atreve a dudar de lo confuso,
para el que aún cree ser libre de usar el pensamiento
y sentir que su cuerpo es suyo
frente a quienes tienen más miedo que razones.
¡No se como llegará mi muerte!...
Pero sé como vivir mi vida:
libre
pese al pánico del grupo y las estrellas amarillas.
@ Alfredo Vilchez
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