una mirada atrás 2005 ... 2006

Compilación de todos los JUEVES CREATIVOS enviados desde el último mes de 2005, los iniciales, hasta diciembre de 2006 con sus textos desglosados.



El título del cuaderno es el primer verso del primer JUEVES del primer año.

¡Que 2022 al menos no os haga daño!

Alfredo Vílchez



Voz de viento entre las ramas


Hojas de otoño
Voz de viento entre las ramas
que arrastra jirones del día
dejándolos prendidos
en los encajes del bosque

Cristal interior
Alma de cristal
luz oculta de la tierra
que se quiebra
en profundos ríos de transparencia.

Una iglesia mudejar
Voces antiguas,
latidos de barro y cal,
sueño mudéjar que alza, como un grito,
surtidores de luz que atraviesan el tiempo.

Transparencia
¡Rompe las tinieblas infinitas
marcando tu senda con la luz de la esperanza,
sintiendo en tus venas la savia de la vida,
creando tu propio destino
en la certeza de cada día!

El manantial
Llanto de tierra, al tiempo sonrisa y lágrima,
estrofa cristalina de cantar frío,
quiebros donde se rompe el sol en mil estrellas,
manto de calma y sosiego,
aroma de esperanza,
fuente de vida

La ventana románica
Y la mano del hombre hendió la roca
dando dura forma a su dura entraña,
haciéndola camino de luz
para cegar su día,
y cuna de estrellas
para soñar su noche.

A unos viejos clavos
Fuisteis nexo para los mares,
herida de tablazón,
surco en el árbol,
apoyo de ilusiones y esperanzas.
Más el tiempo os tornó en nada,
en huella de vacío,
en metáfora de la existencia,
en atisbo de destino.
En vuestro traje de ceniza y ocre
está el aviso para nuestra senda.

El aerogenerador
Cielo oscuro y frío, oculto en nubes,
herido por pica de gigante
que quiere derramarlo sobre los campos
dando luz al viento y vida al árbol

Río sin agua
Cuenca vacía,
herida abierta de una tierra
que apenas recoge, exhausta,
lágrimas cortas de un cielo raso.
Pretil de puente incierto
donde asoma la desesperanza.
Fuente de reflexión para sentir muy cerca
los latidos densos de un corazón común.

Un puente sumergido
Piedras que ayer escucharon
cantares de espiga y hierro.
Losas que fueron camino
de artesanos y guerreros,
senda de ricos y pobres,
paso de sabios y necios.
Piedras que hoy duermen y esconden
Bajo el agua sus secretos.

La copa de vino
Lágrima de sol caliente,
sangre de la tierra espesa,
trabajo, sueño y promesa
envuelta en chal transparente.

Vasos
Haz de colores y formas,
círculos de vida,
marca de sol escondida
en el rincón de las sombras.

Tormenta en la llanura
Alba gris,
preludio de llanto fértil,
caricia blanda del cielo
sobre el agitado cabello de la tierra.

Amanecer nuboso en Madrid
Aún trabada por jirones de noche,
la ciudad sueña que es aire,
niebla que se rompe,
hebras de sombra para mecer al s

Gotas de invierno
Gastado en cien auroras
llora el invierno
lágrimas frías sobre las hojas,
gotas de plata para el recuerdo.

En el seno de un clavel blanco
Cuna de brisa que despierta al alba,
pliegues de seda donde el sol se esconde
para jugar con sueños que se rompen
al volcarnos en las manos su fragancia.

Florecillas
Color limpio de hermosura que no grita,
que no gallea ni se ufana,
imagen de sencillez, fuente chiquita
para el rocío de la mañana.

Un perro con amo
Calor de amigo en su gesto,
sueño ligero en alerta,
corazón abierto al hombre,
mirada fiel, sin reservas,
voluntad limpia de dar
sin guardar nada en la entrega.

La espiga
Humilde vaina de vida,
hija airosa de la tierra
que acarician con ternura
los gruesos dedos del viento,
meciéndola suavemente
en susurros de alborada
y en roja canción de ocaso.

Grafiti en el Avellano
Fuente del Avellano,
rincón de primavera eterna
forjado en versos de poemas y cantares,
fresca risa del agua granadina
desecha en suave luz
bajo la fronda de estío.
¡Hasta ti llegó al necedad
del trazo de la ignorancia
sobre paisaje de sueños,
y del borrón de incultura
sobre la herencia de un pueblo!

En la llama de una vela
Y siempre en al sombra hay una luz
que se mantiene y amplía en el transcurso,
una luz pausada pero alegre,
punto de referencia en vendavales,
calor de hogar en calmas y arribadas.
Una luz que tú enciendes cada día
quemando para ello las tristezas,
una luz que te brilla en las pupilas
y que llena de cálidos contrastes
el claroscuro interior de nuestras vidas.

La Gárgola
El hombre soñó con gloria,
y quiso que fuera eterna
tejiendo torres de encajes
hilvanados en la piedra.
El hombre soñó con Dios
creyendo saber cómo era
y con sus manos de artista
le hizo un lugar en la tierra.
El hombre tuvo otros sueños
de monstruosas quimeras,
y las clavó en las paredes
para que el sueño no vuelva.

Campo de margaritas
Hijas de páramo y surco
vestidas de alba y sol.
Diadema humilde de la tierra.
Infinito paisaje de hermosura
ciego a la prisa y abierto a la calma.

Soledad
Como grito silencioso,
como dolor
que se rompe en mil ausencias,
aquí estás, soledad,
entre las gentes,
llenando de vacío la existencia.

Incendio en el bosque
En el silencio del bosque,
que es canto de viento y agua,
se oyó el susurro del fuego
abrazado a la hojarasca.
Luego su voz, alta y fuerte
al retorcerse en las ramas
se convertía en el grito
del árbol que se quemaba,
mientras el fuego, inclemente,
le abrasaba las entrañas.
Al fin quedó sólo un campo
de madera calcinada.
Y volvió el silencio al bosque
para llorar la desgracia.

Crepúsculo en Sierra Nevada
Al fondo, el valle,
herido de sombra,
hacía nacer vientos infinitos
que se arrastraban entre las piedras
gimiendo en su ascensión,
hablándonos, al pasar,
de su infancia reciente,
de sus anhelos de cumbre y cielo,
de sus sueños de vendaval temido.

El portón y la farola
Rincón de madera y hierro,
hebras rotas de sombra
que guardan recuerdos viejos
de gritos de espada,
de suspiros de amor,
de llantos de olvido.

Garrapiñadas
Mágico crisol de la ilusión,
sabor de un ayer infantil,
preludio de fiesta y alegría
que hoy vive aún en la añoranza
como mascara dorada de recuerdos.

Nocturno con luna
Siento cuajada el alma
de ver sin verte,
sin dormir tendré el sueño
cuando despierte.

La playa
El viento acaricia el horizonte
con manos de niebla,
mientras el mar, aún dormido,
no quiere despertar para el adiós
en un silencio cálido de esperanza.

Oceanográfico
Anclas de luz
para sujetar el mar al seno de la tierra,
como raíz de vida y genio.

El ordenador
Herramienta de trabajo,
máquina al fin. Más se cree
tirano de nuestras cosas,
dueño y señor, porque puede
fastidiarnos la paciencia
tan sólo con que se niegue
a dar el dato escondido
entre sus circuitos verdes.
¡trasto infame! si persistes,
en la basura he de verte,
y escribiré mis renglones
a mano, como hice siempre.

El viejo marinero
Con cada crepúsculo,
su mirada,
arrugada como las olas,
busca su horizonte antiguo
soñando tempestades,
alzando redes de noche
para coger las estrellas.

El barco pesquero
Bordas de trabajo recio
pintadas de horizonte,
tablazón de inmensidad,
cordajes de mar y cielo
que trenzan anhelos y fatigas
para arrastrar la soledad
hasta la cuna del alba.

Uno...es uno
Siendo joven,
quiso cambiar el mundo.
¡El mundo no cambió...
... pero él tampoco,
y se sintió feliz en la vejez.

La noche y Ávila
En los límites del tiempo,
la piedra se hace arado
para abrir surcos de luz
bajo el cielo espeso de la noche lenta.

Bronces redondos
Corazones de metal forjado,
hitos nacidos de golpe y fuego,
voces redondas, sorpresa y juego,
hallazgo breve del caminar pausado.

Hojas de otoño
Hojas de otoño,
láminas de arco iris
que colman la mirada
como sonrisas tristes,
como gritos de esperanza,
como sueños que aguardan
la caricia del viento
para sentirse origen
de una nueva vida.

Fuente que llora
Añoranza fugaz de primavera,
lágrimas de llanto urbano,
filigrana del agua que se quiebra
en canto de paz y de armonía.

Nubes
Quietud serena,
entorno cuajado de silencio
que retumba, callado, en los oídos
llenándolos con el roce de la brisa
y el murmullo lejano de la esquila.

Horizonte marino
Límite de mar,
estría abierta de horizonte,
cadencia con que el alma sueña
queriendo imaginar rumbos y gentes
entre velas blancas de libertad.

Pan de Navidad
Días de bondad artificial y emplazada alegría,
días en que un manto de derroche
cierne la ignorancia sobre el origen festivo
que nació vestido de sencillez y pobreza.
Volviendo al pan, dejemos los manjares,
Y en el mundo cabrá, al fin, la humanidad.

El ojo de la aguja
Poco a poco
el hilo de la existencia
encuentra su camino en la angostura
para unir certezas e ilusiones
en el áspero tejido de la vida.

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